martes, julio 29, 2008

¡Ay, mamina, el que va de romería...!



Oye, el puente mereció la pena. Aprendí a apreciar la tranquilidad y el clima de Asturias (sobre todo el clima) desde que intento sobrevivir al verano en Madrid.

Soy becaria, trabajo julio, agosto y septiembre en una ciudad en la que por las mañanas hay tal tráfico humano en el metro que al intentar girar por la entrada hacia el tren que te corresponda el resto de zombies te arrollan y te agreden con sus maletines de piel y sus ojos legañosos. Tal vez Shyamalan acabe rodando una película en la que explique estos síntomas de locura colectiva. O tal vez debería ponerme una linterna en la cabeza para usarla de intermitente cuando quiera coger el metro.

Y luego está la segunda fase, esa que en agosto se va de vacaciones: el gran Slalom de periódicos gratuitos. En esta prueba, el sujeto participante sale de la boca de metro alegrándose de haber sobrevivido un viaje más, y a continuación repartidores de cuatro periódicos distintos tratan de meterle los rotativos por la nariz. El juego consiste en llegar al lugar de trabajo con un sólo periódico sin perder ningún ojo, brazo ni pierna.

Personalmente, opto por salir del portal de casa con el ejemplar que tomo de la pila de periódicos que, muy amablemente, el portero deja al pie de la escalera. Ejemplar que, por cierto, es la edición impresa del periódico digital en el que soy becaria, y al que doy publicidad en mi blog porque yo lo valgo (adn.es).

Y nada más, señoras y señores. El próximo capítulo de Cómo sobrevivir un verano en Madrid con sueldo de becaria y clima en tu contra, muy pronto (o eso espero, si no es así, puede que el alquitrán derretido me haya absorbido cual arena movediza)