A lo mejor por eso me agobia tanto la rutina mientras hago planes y más planes de futuro, por miedo a que el tiempo se me agote y la muerte me pille en bragas. Hasta para morirse hay que ir vestido con un poco de elegancia...
De ahí que no entienda la palabra paciencia. Y que a veces, en mi afán de avanzar a toda prisa, me cueste tanto pararme a mirar hacia atrás, para esperar un poco a los que me piden tiempo para alcanzarme.
Es cuestión de aprender que no todos vamos al mismo ritmo. Y de asumir que, de hecho, yo voy al mio, propio, único, inventado al son de mi locura. O no...

3 comentarios:
Tiempo, esa cosa que se escapa entre los dedos. Cuanto más lo miras, peor es. ;)
Menuda poesía, joven Aida.
No sé qué decir porque la poesía no es lo mio, pero si veo a Sánchez-Dragó se lo voy a enseñar para ver qué opina y ya de paso lo invitaré a casa Sevi que puede dar mucho juego.
No me imagino a Sánchez-Dragó de botellón-coloquio. Aunque a Blasco le haría muy feliz! :)
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